lunes, 17 de octubre de 2016

EL PRÓXIMO DOMINGO, REPETIMOS NUESTRA RUTA "HETERODOXOS SEVILLANOS, MEMORIAS DE CENIZAS"

Dada la expectación despertada por esta ruta y el éxito obtenido por la del día 16, el domingo día 23 de octubre a las 11,00 horas en la sevillana Plaza de las Cruces, sita en el Barrio de Santa Cruz (¡ATENCIÓN, no la confundan con la Plaza de Santa Cruz!), LITTEROCIO volverá a ofrecerles la ruta "Heterodoxos sevillanos, memorias de cenizas".

Esta ruta literaria quiere ser un homenaje al pensamiento divergente, a esos hombres y mujeres que a lo largo de los siglos se atrevieron a pensar diferente, a creer al margen de la ortodoxia o a reivindicar el derecho a la libertad de conciencia y expresión. Por medio de los textos y las narraciones, la poesía y la historia, nuestra particular máquina del tiempo les llevará a unas épocas oscuras en las que estos enclaves sevillanos fueron testigo de sus obras y sus luchas, así como de los inhumanos y crueles métodos de quienes intentaron segar sus vidas y acallar sus voces porque conocerlos y desenmascararlos son el mejor alegato contra el fanatismo y la intolerancia.

La duración de la ruta será de unas tres horas y el precio de la misma 5 euros (niños menores de diez años gratis). Las reservas, como viene siendo habitual, pueden realizarlas en el número de teléfono 645831062, en la dirección de correo electrónico litterocio@gmail.com o, si ya forman parte de él, en nuestro grupo de whatsApp. Y si a última hora deciden que nuestra propuesta es una buena manera de pasar la mañana del domingo, pueden presentarse en el lugar de partida sin reserva previa. Aunque, por motivos de organización, siempre nos gusta saber de antemano con las personas con las que contamos, serán también bienvenidos.

lunes, 10 de octubre de 2016

RUTA "HETERODOXOS SEVILLANOS: MEMORIA DE CENIZAS"


El próximo domingo día 16 de octubre a las 11,00 horas en la sevillana Plaza de las Cruces, sita en el Barrio de Santa Cruz (¡ATENCIÓN, no la confundan con la Plaza de Santa Cruz!), LITTEROCIO les espera con una nueva propuesta para pasear de una manera diferente por las calles de nuestra ciudad.

La ruta literaria "Heterodoxos sevillanos: memorias de cenizas" quiere ser un homenaje al pensamiento divergente, a esos hombres y mujeres que a lo largo de los siglos se atrevieron a pensar diferente, a creer al margen de la ortodoxia o a reivindicar el derecho a la libertad de conciencia y expresión. Por medio de los textos y las narraciones, la poesía y la historia, nuestra particular máquina del tiempo les llevará a unas épocas oscuras en las que estos enclaves sevillanos fueron testigo de sus obras y sus luchas, así como de los inhumanos y crueles métodos de quienes intentaron segar sus vidas y acallar sus voces porque conocerlos y desenmascararlos son el mejor alegato contra el fanatismo y la intolerancia.

La duración de la ruta será de unas tres horas y el precio de la misma 5 euros (niños menores de diez años gratis). Las reservas, como viene siendo habitual, pueden realizarlas en el número de teléfono 645831062, en la dirección de correo electrónico litterocio@gmail.com o, si ya forman parte de él, en nuestro grupo de whatsApp. Y si a última hora deciden que nuestra propuesta es una buena manera de pasar la mañana del domingo, pueden presentarse en el lugar de partida sin reserva previa. Aunque, por motivos de organización, siempre nos gusta saber de antemano con las personas con las que contamos, serán también bienvenidos.

martes, 20 de septiembre de 2016

MIGUEL DE CERVANTES, ¿UN AUTOR "FEMINISTA"?

La influencia que las mujeres tuvieron en la vida de Cervantes reviste un especial interés por la interrelación existente entre la biografía del autor y su obra. El contexto familiar de Cervantes es decisivo a la hora de analizar la actitud que podríamos llamar, salvando las distancias, “feminista” de muchas de sus piezas literarias. Cervantes  tenía tres hermanas a las que admiraba, así como una hija y una sobrina que siguieron la estela de estas, por lo que en sus obras defiende un tipo de mujer muy similar al que ellas representaron: liberal, culta, fuerte y autónoma, y que tenía ya antecedentes en otras antepasadas cervantinas, entre ellas su madre, Leonor de Cortinas.

Mientras que la novela y el teatro del Siglo de Oro se basaban en los convencionalismos sociales del momento, según los cuales la voluntad de las mujeres se veía anulada ante el dominio del padre, o en su defecto el tío o el hermano, y más tarde del marido, por lo que las féminas habían de recurrir a la astucia y el disimulo para conseguir sus objetivos, la actitud de Cervantes contrasta poderosamente con la del resto de autores.

Las mujeres que aparecen en las obras de Cervantes son mucho más independientes y autónomas. La mirada del autor hacia esas actitudes es muy tolerante y comprensiva por lo que representa una innovación en lo que a la visión sobre las mujeres respecta. En ningún momento observamos que el escritor censure o critique tal independencia, más bien al contrario: la defiende como una manera de reivindicar la dignidad de sus personajes femeninos.

En sus entremeses, como El viejo celoso y El juez de los divorcios, Cervantes aborda el problema de la falta de autonomía y libertad de las mujeres en el matrimonio al ser consideradas prácticamente objetos en manos de los varones. Las esposas sufrían la terrible carga de llevar sobre sus hombros la honra de los maridos a quienes sólo les unía un contrato forzado, pero no el amor. Ante este problema, nuestro autor se sitúa con una lucidez especial que le lleva a denunciar estas situaciones profundamente injustas. El orden establecido tras el Concilio de Trento impedía desenlaces audaces en estas tramas matrimoniales, pero la posición de Cervantes queda clara en el planteamiento del conflicto: los personajes femeninos denuncian la manipulación de que son objeto y manifiestan su desengaño ante la opresión que significa la institución matrimonial tradicional. A través de ellas, podemos observar la disconformidad del autor así como su simpatía por las relaciones basadas en el amor. Es más, en Laberinto de amor, Cervantes reivindica el derecho de las mujeres a satisfacer sus necesidades sexuales y sentimentales al disculpar la supuesta deshonra de Rosamira.

Las mujeres en las obras de Cervantes son personajes luminosos que a menudo salen triunfadoras y se manifiestan en plano de igualdad con los hombres, e incluso a veces se muestran en clara superioridad. Es el caso de Preciosa, la protagonista de La Gitanilla, que es descrita como sagaz y muy inteligente, con gran capacidad deductiva y lógica, pero que además se presenta como honesta y honrada, virtuosa y con don de palabra. O de la bella Isabela de La española inglesa, joven hermosa y de elevada educación, a la que el rechazo de un matrimonio le acarrea un envenenamiento con la consiguiente pérdida de salud y belleza, que consigue recobrar gracias a su tesón.

El espinoso asunto de los malos tratos es abordado en Rinconete y Cortadillo con la historia de Juliana de Cariharta, que es golpeada y violada por su amante, y encuentra consuelo en una de las pupilas de Monipodio, Gananciosa. Se pone de manifiesto en ese pasaje la solidaridad femenina frente al agresor al mismo tiempo que la ceguera de la mujer maltratada quien por amor intercede a favor de su maltratador.

La complejidad de los personajes femeninos es abordada a veces por medio de “dobles” que reflejan la múltiple visión que de ellos tiene el resto de personajes. Es lo que ocurre con la Auristela/Sigismunda de El Persiles, en donde la interpretación plástica del personaje, Auristela, provoca más peripecias que la propia persona de Sigismunda, o el más claro y conocido de Dulcinea/Aldonza. Sea como fuere, lo cierto es que las mujeres de la obra cervantina poseen cualidades a veces contradictorias, por lo que su complejidad es difícilmente abarcable. Y es justamente en esa contradicción en donde radica la genialidad de estos personajes femeninos únicos en su tiempo.

Por todo ello, es alentador comprobar cómo nuestro autor más universal, el Príncipe de los Ingenios, rompe con la misoginia, tan común en todas las tradiciones literarias, y en sus obras siempre pone de manifiesto su admiración por la fortaleza, la libertad y la independencia que muestran los personajes femeninos así como su complacencia ante las mujeres inteligentes, ilustradas y cultas cuyos valores intelectuales ensalza y, a diferencia de otros autores, jamás ridiculiza. 


jueves, 15 de septiembre de 2016

RUTA: LA SEVILLA CERVANTINA: METRÓPOLIS DE CONTRASTES


El viernes día 23 de septiembre, Litterocio quiere proponer una ruta vespertina con la que disfrutar de una manera diferente Sevilla en los albores del otoño. Tras el calor de los meses veraniegos, apetece un reencuentro con la ciudad para recorrerla de manera pausada y mirarla con otros ojos.

En esta ocasión, nuestra particular máquina del tiempo les transportará a aquellos años en que la urbe era Puerto de las Américas y Babilonia de Occidente, una metrópolis de contrastes, bulliciosa, abierta, en la que la más ostentosa riqueza se mezclaba con la mayor de las miserias. Y lo haremos de la mano del Príncipe de los Ingenios, que supo transmitir de manera aguda y penetrante en sus obras el espíritu de aquella época mientras convertía a pícaros y truhanes, burgueses y aristócratas, prostitutas y doncellas en protagonistas de algunas de las páginas más magistrales de la Literatura universal.

La ruta partirá del Monumento a la Vuelta al Mundo en la calle Adriano de Sevilla el viernes 23 de septiembre a las 19,30 horas y tendrá una duración aproximada de dos horas y media. El precio es de 5 euros. Niños menores de diez años, gratis. 

Para reservas e inscripción o cualquier consulta que nos quieran realizar, por favor, visiten el enlace: https://litterocio.blogspot.com.es/p/contacta-con-nosotros.html

Les esperamos en esta nueva propuesta de Litterocio. Estaremos encantados de compartir con ustedes una velada mágica por la Sevilla que conoció Miguel de Cervantes.

miércoles, 10 de agosto de 2016

RUTA "BAELO CLAUDIA, SINFONÍA DE MAR Y PIEDRA" PARA EL 3 DE SEPTIEMBRE


Primero Telethusa, ¡pobre y vieja Telethusa!, sufrió un tirón en sus castigadas lumbares, fruto de la pérdida de entrenamiento de sus caderas, esas que antaño levantaban pasiones, luego Quinto Sertorio nos contó no sé que de unas estrategias que tenía que preparar y ocupaban todo su tiempo, más tarde fue Julia Balbilia, de los Balbus de Gades de toda la vida, la que se excusó pues tenía que atender a Vibia Sabina, entre rabiosa y deprimida después de que su esposo descubriera sus amores con Suetonio, ¿qué iba a ser de nuestra ruta sin tan ilustres invitados? 

No pasa nada, todo tiene solución. Baelo Claudia ha esperado siglos paciente nuestra visita, puede hacerlo unas semanas más.

El sábado 3 de septiembre os esperamos junto a todos ellos y a otros más para llevaros en alas de la Literatura y la Historia hasta esos siglos en los que la mágica ensenada de Bolonia acunaba entre las olas el bullicio de una ciudad industrial y un puerto, nexo de unión con el Norte de África: Baelo Claudia.

No nos faltéis. Y, por favor, disculpad a nuestros preclaros invitados y, de paso, a los organizadores de esta ruta. Razones ajenas a su voluntad han obligado a este aplazamiento.

lunes, 8 de agosto de 2016

UNAS RENOMBRADAS MUCHACHAS GADITANAS

Estrabón (63 a. C.-19 o 24 d.C.)   ya hablaba de ellas en su obra magna. El geógrafo, que nunca había pisado la Bética, tomó prestado el dato del estoico Posidonio (135 a.C.-51 a.C.), quien sí había estado en Gades estudiando el flujo de las mareas  y allí había recogido la memoria de una expedición realizada por Euxodos de Cnido en tiempos del monarca egipcio Evergetes II (146-117 a.C.). El sabio griego había llegado a la bahía gaditana con la intención de circunnavegar África para lo cual, nos informa el autor de Geografía, “fletó un gran barco y dos navíos menores, semejantes a los de los piratas; embarcó muchachas músicas, médicos y otros técnicos, y se hizo a la mar, hacia la Indiké, empujado por los vientos zéphiros” (Geog. II, 3, 4).

Tales muchachas músicas eran sin lugar a dudas esas bailarinas que tenían reconocida fama en todo el Imperio y a las que se conocía como puellae gaditanae, incluso si, aunque béticas, no eran nacidas en Gades.

En Roma, estas bailarinas eran tan famosas y deseadas o más que las sirias por sus danzas sensuales y juguetonas y sus cantos insinuantes y a veces tan picantones como un cuplé carnavalesco. El poeta Marcial cuenta que en la entrada triunfal de Cecilio Metelo tras las guerras sertorianas (74 d. C.) en el cortejo desfilaron muchachas de Gades que llamaban la atención por sus pies traviesos y el son de sus crusmata baetica (castañuelas). Y Plinio el Joven se queja en una carta dirigida a su amigo Septicio de que este haya rehusado sus humildes manjares y sencillas diversiones por asistir a un banquete en el que le ofrecieron “ostras, coñetas, erizos de mar y gaditanas” (y no, no lo invitaron a comer en la Caleta, que el banquete tuvo lugar en Roma y no en Gades). Y el antes citado Marcial también invita en uno de sus Epigramas (V.78) a su amigo Toranio a una cena modesta sin gaditanas, de las que tiene una opinión fluctuante: lo mismo las considera lascivas y rebuscadas que se solaza en describirlas con deleite y espera impaciente pasar una velada junto a una de ellas.

Mucho más pacato se muestra Juvenal quien, tras pintar a las bailarinas como la lujuria personificada, afirma  que ese tipo de espectáculos no entraría en su casa (Sat. XI. 162 y ss.): “Acaso esperes muchachas gaditanas que en coro se pongan a entonar lascivos cantos de su país y enardecidas por los aplausos, exageren sus temblorosos movimientos de cadera, y las jóvenes esposas que, tendidas junto al marido, contemplan este espectáculo que sólo contado en su presencia debiera ya ruborizarlas. Son acicates de unos deseos languidecientes y estímulos apremiantes de nuestros ricos. Mayor es, sin embargo, esta voluptuosidad en el otro sexo, que se excita con más viveza y, pronto al placer que se mete por ojos y orejas, provoca la incontinencia. Estas diversiones no caben en mi casa. Escuche esos repiqueteos de castañuelas, esas palabras que ni siquiera pronunciaría el esclavo desnudo que permanece en el maloliente lupanar; gócese con esos gritos obscenos y con todo refinamiento del placer aquél que ensucia con sus vomitonas el mosaico lacedemonio; nosotros perdonamos esos gustos a la Fortuna”.

Pero estas muchachas de Gades no sólo se podían encontrar en fiestas y banquetes, sino que también pululaban por las calles donde merodeaban sobre todo por los alrededores del Circo Máximo. Eran jóvenes religiosas que se consagraban al dios Príapo bajo cuya protección ponían sus instrumentos musicales e incluso a ellas mismas.

Pero no sólo escritores y poetas han dejado testimonio de la existencia de estas tanto deseadas como denigradas bailarinas. También contamos con algún que otro testimonio plástico de ellas, como el grupo de danzantes que puede observarse en el relieve de Aricia, en el que destacan tres mujeres de espaldas y con los brazos levantados que se contonean vestidas con finas túnicas y portan crótalos en sus manos en un baile que recuerda mucho al descrito por Marcial o Juvenal. En otra zona de este relieve aparecía otro grupo de danzantes del que sólo se conserva completa la figura de una joven que baila con la túnica remangada en la cintura mientras entrechoca dos bastones entre contorsiones de cintura. De otra danzarina sólo se conservan una mano y los bastones, y la escena la completaría un bailarín. Tal escena puede representar la fiesta del Navigium Isidis o Navigium Veneris (de las naves de Isis o de las naves de Venus) que tenía lugar en muchos lugares del Imperio durante el primer plenilunio de la primavera y cuyo ritual aparece descrito en el libro XI de El asno de oro de Apuleyo, fiesta que en Gades gozaba de mucha antigüedad.

En un mosaico encontrado en el jardín de Santa Sabina, en la ladera del Tíber y muy cerca del Aventino, donde estaban los templos de Juno y Zeus, y que hoy puede contemplarse en los Museos Vaticanos, podemos ver en los laterales dos escenas similares: una bailarina sentada entre dos músicos vestidas con túnicas trasparentes y con los brazos levantados y las caderas contoneadas. La bailarina de la derecha toca los crótalos mientras que la de la izquierda ejecuta un paso de danza. La presencia de un enano da un toque jocoso que nos habla de las ejecuciones de las bailarinas gaditanas.

El origen de estas danzas habría que buscarlo en los rituales sagrados de Astarté, la gran diosa fenicia, que poco a poco fueron perdiendo su carácter sacro hasta convertirse en un juego sensual, un divertimento muy del gusto tanto de la plebe como de los patricios adinerados que contrataban los servicios de las puellae para agasajar a sus invitados en sus ostentosos banquetes.

Curiosa la historia de estas muchachas, ¿no? En nuestra ruta por Baelo Claudia tendréis la oportunidad de conocer a una de ellas, de que os hable de su azarosa historia, de sus rivalidades, de su pasado de gloria y su final junto a las olas que vienen a romper en la ensenada que acuna la ciudad de las factorías.


 Afrodita Gallipyge o de hermosas caderas (Museo de Nápoles). ¿Tuvo como modelo a una conocida puella gaditana?

viernes, 29 de julio de 2016

RUTA "BAELO CLAUDIA, SINFONÍA DE MAR Y PIEDRA"


Pues sí, el apuesto "muchachito" de la entrada anterior, ese Doríforo que dimos en llamar "andaluz" y "bético" plantó sus reales Baelo Claudia, la ciudad y puerto que se abría al mar desde la ensenada de la actual Bolonia, en el término municipal de Tarifa.

Y es en ese enclave en donde tendrá lugar el sábado 13 de agosto a partir de las 11,00 horas la primera ruta de esta nuestra nueva andadura, en un paseo por el yacimiento arqueológico al que algunos llaman la "Pompeya de Hispania", dado su grado de conservación. 

Durante unas tres horas os llevaremos en nuestra mágica máquina del tiempo a las centurias en las que estas ruinas eran una ciudad llena de vida, un puerto de bulliciosa actividad y una factoría que producía los manjares más exquisitos para la mesa de los patricios romanos. Y todo ello por medio de los textos y las narraciones y de algún que otro personaje que vendrá a acompañarnos. 

Dada las características de esta ruta, quienes quieran participar en ella deberán hacer reserva:
  • Llamando al teléfono 645 83 10 62.
  • Con un correo electrónico a litterocio@gmail.com indicando en el asunto "Ruta Baelo"
  • En nuestro grupo de whatsApp.
Os esperamos para vivir una mañana diferente entre piedras milenarias con el fondo de una de las playas más hermosas del litoral andaluz.

lunes, 25 de julio de 2016

UN DORÍFORO MUY ANDALUZ

Una de las mayores decepciones que suelen llevarse los estudiantes cuando acceden por primera vez a la historia del arte consiste en el descubrimiento de que una gran parte de las más famosas esculturas griegas no las conocemos por su original, sino por las copias romanas que de tales obras nos han llegado. Se nos queda entonces el cuerpo con la misma impresión que tendríamos si en lugar de contemplar en el Louvre el retrato que el genial Leonardo pintara a Lisa Gherardini a lo único que pudiéramos acceder fuera al trabajo de un copista o si en el Prado en vez del original velazqueño de Las Meninas estuviera colgada una falsificación. 

Y no es para menos. Por más que la copia goce de una considerable calidad, nunca puede ser igual al original: existen detalles que no se captan, el equilibrio no es el mismo y, lo más importante, en la copia falta vida. Aun así, siempre nos queda el consuelo de que, de no ser por ese afán imitativo, a lo sumo sólo habríamos conocido por referencias obras como el Discóbolo, el Diadúmeno, la Atenea Prómacos o la que ahora nos ocupa, el Doríforo, entre otras muchas.

El Doríforo (portador de la lanza) es una escultura del griego Policleto realizada entre los años 450 y 455 a.C. El original fue esculpido en bronce, material de alto valor y fácilmente reciclable, por lo que no es difícil imaginar por qué se perdió. Representa a un joven atleta desnudo en la máxima plenitud de su fuerza, vitalidad y belleza. La figura masculina es presentada en actitud de marcha, con una lanza sobre el hombro izquierdo y la cabeza ladeada hacia la derecha. En su rostro se pinta una leve sonrisa y su mirada está perdida y distante. La obra, un característico encargo de la clientela aristocrática para ofrecer en un santuario, aunque pertenece al periodo clásico, aún presenta algunos rasgos de arcaísmo. El cuerpo se encuentra en postura de contraposto y se puede observar claramente el eje vertical, ya que la figura fue concebida para ser vista de frente, pero con una simetría opuesta y dinámica que dota a la obra de una gran plasticidad.

En esta obra es un claro ejemplo práctico del famoso canon de las siete cabezas del escultor, que fue considerado modelo de las proporciones del cuerpo humano y plasmación del ideal de belleza. La cabeza tiene la medida justa (una séptima parte de la altura total), y podemos afirmar que nuestro amigo presenta diartrosis, pero no, no es que el modelo estuviera enfermo ni le doliera nada, que era muy joven, diartrosis se denomina en teoría del arte a la división que podemos observar entre el tronco y las extremidades que se marca en un profundo pliegue inguinal y en unos exagerados pectorales y cintura.

A este buen mozo, que por su tamaño representaba a un héroe, posiblemente Aquiles, a pesar de haberse perdido, teníamos el gusto de conocerlo por diversas copias romanas encontradas: dos de ellas están en Florencia, en los Uffici; otra cruzó el charco y ahora reside en el Instituto de Artes de Minneapolis; la que fue encontrada en Villa Adriano forma parte de la colección de los Museos Vaticanos, donde sus atributos viriles fueron cubiertos por una hoja de parra; y la mejor conservada apareció en la Palestra Samnitica de Pompeya y se le dio alojamiento en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

Sin embargo, en 2012, un equipo de arqueólogos encontró otra copia en mármol blanco con vetas grisáseas de la isla de Paros, la única hallada en Hispania, en un emplazamiento que permitirá un buen estudio de esta copia, ya que se trata de un conocido yacimiento andaluz.

Sí, a pesar de que con toda probabilidad salió de un taller griego, podemos afirmar que nos encontramos ante un "Doríforo andaluz" o, mejor dicho, un "Doríforo bético", puesto que en estos lares ha permanecido desde que en la Antigüedad, alguna corvita o prosumia lo trajera hasta hasta nuestras tierras.

¿Dónde fue hallada y dónde se encuentra actualmente tan renombrada pieza? Se trata de un lugar señero en nuestro patrimonio. Si queréis conocerlo con nosotros, os emplazamos para la próxima ruta de Litterocio.





¿Y SI NOS VAMOS DE RUTA?

¿Te gustaría conocer tu ciudad desde una perspectiva diferente? ¿Pasar una mañana inolvidable en la que unas ruinas romanas cobran vida? ¿Transportarte a la Sevilla romántica en los inicios del otoño? ¿Encontrar a Cervantes o a Lope por las calles del Arenal o la Mancebía?

Son algunas de las propuestas que desde Litterocio queremos hacerte con nuestras rutas que, tomando como eje central la literatura, el recitado de textos, la dramatización con personajes y la recreación de una época, te llevarán de lleno a vivir y ver de otra manera algunos de los enclaves de la geografía andaluza.

Nuestras rutas son una apuesta novedosa y divertida para quienes desean hacer de su ocio cultura y de la cultura ocio. En ellas, junto a la historia y la leyenda, la vida cotidiana y los grandes acontecimientos, los textos tienen un papel de primer orden ya que la literatura recoge y evoca, recrea y nombra incluso aquello que de otra forma no se podría pues es inefable.

Andar y narrar, caminar y recitar...